martes, 7 de febrero de 2017

Un curso de milagros, Lección 38 No hay nada que mi santidad no pueda hacer


Comentario

Al final de la lección está esta línea informativa: “El propósito de los ejercicios de hoy es comenzar a inculcarte la sensación de que tienes dominio sobre todas las cosas por ser quien eres” (5:5). Una lección posterior (190) repite la misma idea:  

No hay nada en el mundo capaz de hacerte enfermar, de entristecerte o de debilitarte. Eres tú el que tiene el poder de dominar todas las cosas que ves reconociendo  simplemente lo que eres. (L.190.5:5-6)

Ahora bien, si te pareces a mí, probablemente no te sientes como si tuvieras el poder de dominar todas las cosas o de que “tu poder es ilimitado”. Probablemente no sientes que el poder de Dios  se manifiesta a través de tu santidad, que por razón de lo que eres puedes “eliminar todo dolor, acabar con todo pesar y resolver todo problema” (2:4). Si lo sintieras así, probablemente sentirías en alguna parte de tu mente que sufres delirios de grandeza.

Por eso es por lo que necesitamos este tipo de lección. Lo que nosotros somos, en la realidad, está tan por encima de lo que normalmente pensamos que somos que cuando oímos palabras como las de esta lección hay una parte de nosotros que susurra: “esto se está poniendo un poco raro”. No tenemos ni idea del poder de nuestra mente, que fue creada por Dios y con el mismo poder creativo que el Suyo. Cuando nos llegan indicios de lo poderosos que somos nos asusta e intentamos olvidarlo.

Lo que somos está “más allá de toda limitación de tiempo, espacio, distancia y de cualquier clase de límite” (1:2). Realmente tenemos el poder de solucionar todos los problemas, los nuestros y los de los demás. Si practicar la lección de hoy empieza a hacernos sentir esta sensación, la lección ha tenido éxito.

Cuando me enfrento a una situación que me está preocupando y repito: “En esta situación no hay nada que mi santidad no pueda hacer”, incluso si el 90 por cien de mi mente protesta en contra de la idea, algo cambia dentro de mí. Se produce un poco de fe. Quizá el porcentaje cambia de un 10 por cien de creerlo a un 11 por cien. Y cuando la repito de nuevo, cambia al 12 por cien. Todos hemos leído historias de personas que superaron cosas increíbles sólo porque creyeron en sí mismos; eso sólo da una ligera idea de lo que el Curso está hablando, pero demuestra el principio.  

El Curso habla del poder de la creencia, pero también de mucho más; está hablando del poder de lo que nosotros somos, tal como Dios nos creó. Y está hablando del poder de nuestra santidad, no sólo de la creencia. Tú y yo estamos hechos de la Misma Esencia de Dios. Cuando entendamos eso de verdad, podremos cambiar el mundo.

El verdadero aprendizaje es constante y tan vital en su poder de producir cambios que un Hijo de Dios puede reconocer su propio poder en un instante y cambiar el mundo en el siguiente.      ( T.7.V.7:5)      

No hay comentarios:

Publicar un comentario