lunes, 23 de enero de 2017

Lección 23: Puedo escaparme de mundo que veo


Comentario

Éste es un ejemplo que resume el mensaje del Curso para nosotros. No nos escapamos del mundo de conflicto tratando de controlarlo, manipularlo, arreglarlo o intentando hacerlo mejor. Nos escapamos mediante una acción de la mente: abandonando nuestros propios pensamientos de ataque. El mundo que veo es el efecto de los pensamientos de ataque que hay en mi mente, y por lo tanto puedo “escaparme” de él cambiando los pensamientos en mi mente. Ésta es “la única manera de poder escapar del miedo que tendrá éxito. Nada más puede lograrlo, nada más tiene sentido” (1:1-2).

   “Es con tus pensamientos, pues, con los que tenemos que trabajar” (1:5).

 El Texto lo dice así:

   Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. No necesitas orientación alguna excepto a nivel mental. La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.   (T.2.VI.3:4-7)

El mundo es el nivel de los síntomas, la mente es el nivel de la causa.

Es muy difícil para muchos aceptar esta frase del Curso: “De nada sirve intentar cambiar el mundo” (2:3). Tan pronto como leo esto, me doy cuenta de que sigo intentando ir contra esto. Me veo a mí mismo intentando cambiar algún factor externo, algo que hay a mi alrededor, pensando que de alguna manera tal cambio mejorará las cosas. Todo lo que esto hace es aliviar algunos síntomas, tal como tomar una pastilla para la tos cuando tengo catarro. No cura nada. O, como Marianne Williamson dijo: “es como intentar solucionar los problemas del Titanic cambiando de lugar las tumbonas de cubierta”. Lo que funciona es cambiar mis pensamientos sobre el mundo, porque mis pensamientos de ataque son la causa del mundo que veo.

“Ves el mundo que has fabricado, pero no te ves a ti mismo como el que fabrica las imágenes” (4:1). No reconocemos el poder de nuestra mente, utilizamos las mismas imágenes fabricadas por la mente para ocultar el poder de la mente. Nos negamos a que nos etiqueten como el fabricante de imágenes. Queremos que la culpa sea de algún otro, incluso culpa de Dios.

   La visión ya tiene un substituto para todo lo que crees ver ahora. La hermosura puede iluminar tus imágenes y transformarlas de tal manera que las llegues a amar, aun cuando fueron forjadas del odio, pues ya no las estarás forjando solo.   (4:4-6)

Cualquier cosa hecha con nuestro odio, ataque o rabia puede transformarse si nos unimos al Espíritu Santo para dejar que Su luz nos ilumine. Cualquier relación especial, ya parezca odiosa o amorosa, puede llegar a ser una fuente de bendiciones para el mundo. Cada acto de venganza puede transformarse en salvación. Esto es lo que el milagro hace. “El más santo de los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente” (T.26.IX.6:1).

No estamos atrapados en el mundo “porque su causa se puede cambiar” (5:1). Luego sigue un breve resumen maravilloso del proceso de cambiar nuestra mente, que Ken Wapnick ha calificado como los 3 pasos del perdón. Se encuentra en una sola frase: “Este cambio requiere, en primer lugar, que se identifique la causa y luego que se abandone, de modo que pueda ser reemplazada” (5:2).

1.- “Este cambio requiere, en primer lugar, que identifiquemos la causa…” Tenemos que reconocer a la mente como la causa”. Tenemos que darnos cuenta de que estamos “engordando” al ego en cada instante dentro de nuestra propia mente, por medio de nuestros pensamientos. Tenemos que darnos cuenta de que somos responsables de lo que vemos.

2.- “... y luego que se abandone…” Habiendo reconocido a la mente como la causa, tenemos que elegir cambiar nuestra mente (nuestros pensamientos) acerca del mundo. Tenemos que darnos cuenta de que los pensamientos que estamos pensando no son los pensamientos que queremos porque, como decía la lección de ayer, nos hemos cuenta de que éste no es  el mundo  que queremos ver. Aquí no se dice nada de que aparezcan nuevos pensamientos, simplemente dice que abandonemos los viejos. Todo lo que se necesita es desear el cambio, el reconocimiento de que “yo ya no quiero esto más”.

3.- “… de modo que pueda ser reemplazada”. El tercer paso es la substitución de los pensamientos de ataque por pensamientos santos, pensamientos de amor y paz. Las siguientes frases son importantísimas aquí: “Los primeros dos pasos de este proceso requieren tu cooperación. El paso final, no” (5:3-4). ¡El paso de la substitución no es nuestro trabajo! Nosotros colaboramos en identificar la causa, descubrir al ego en nuestra mente (paso 1) y colaboramos en abandonar esos pensamientos del ego (paso 2), pero su substitución por los Pensamientos de Dios (paso 3) no es nuestro trabajo. Eso simplemente sucede.

Cuando sucede algo que me disgusta, esto es todo lo que necesito recordar:
 1) La causa no está fuera sino en mis propios pensamientos.
 2) No quiero estos pensamientos.

El Paso 3  se encarga de sí mismo, pues si yo doy los dos primeros pasos, veré que mis falsas imágenes han sido reemplazadas. Los pensamientos reales ya están en mi mente, pero están ocultados por los pensamientos falsos del ego. Elimina lo falso, y verás que lo verdadero ya está ahí.

Dentro de las instrucciones de la práctica hay otra idea que merece destacarse:

   Asegúrate de incluir tanto los pensamientos de ataque contra otros como los de ser atacado. Los efectos de ambos son exactamente lo mismo, puesto que ambos son exactamente lo mismo.  (7:1-2)

Un pensamiento de ataque no es sólo un pensamiento de ira o resentimiento que tengo hacia otro, es también un pensamiento de ser atacado por otro. Si todo lo que veo es un reflejo de mis pensamientos, entonces lo que parece ser ataque dirigido contra mí desde fuera es realmente mi propio pensamiento de ataque rebotando contra mí.

Por lo tanto, los miedos de cualquier clase son pensamientos de ataque. La inquietud cuando un coche patrulla me pasa, es un pensamiento de ataque. La preocupación por la competencia en el trabajo o en una relación, es un pensamiento de ataque. Alegrarse cuando un terrorista cae víctima de una explosión, es un pensamiento de ataque. ¡Vigila tu mente en los mundiales de fútbol!

Tenemos mucho que abandonar. El resultado bien lo merece

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