viernes, 20 de enero de 2017

Un curso de milagros Lección 20

Comentario

La lección de hoy no pide realmente mucho de nosotros: cada media hora acuérdate de repetir las palabras: “Estoy decidido a ver”. Si estamos estudiando el Curso, esto es algo que probablemente queremos de verdad.

   Deseas la salvación. Deseas ser feliz. Deseas la paz.   (2:3-5)

Sin embargo, si verdaderamente lo queremos, ¿por qué nos oponemos y nos resistimos a las instrucciones? (ver 1:6)

Porque por primera vez desde el comienzo del Curso “ésta es la primera vez que intentamos establecer cierta estructura” (2:1) y no será la última. Nuestras mentes sin disciplinar tienen una oposición calculada a la estructura. ¿Y qué importa si es bueno para nosotros? ¿De verdad lo queremos? Si alguien nos dice que lo hagamos de determinada manera, en determinados momentos, nos rebelamos. Vamos muy despacio (arrastrando los pies). No nos gusta que nos diga qué hacer o cómo hacerlo. Nuestra mente “no tiene ninguna disciplina” (2:6) y quiere mantenerse tal como está  para proteger los derechos cedidos al ego.

La práctica que se nos pide es muy, muy sencilla. Así que inténtalo. Probablemente te sorprenderás de lo a menudo que te olvidas, de cómo el pensamiento de hacerla puede aparecer rápidamente en tu mente y la retrasas porque no es el momento oportuno, o porque “realmente no es importante” y luego te olvidas por completo. Por eso el Libro de Ejercicios se acerca a la idea de estructura con mucho cuidado, sabe que habrá oposición y está intentando hacernos comprender lo importante que es esta práctica engañosamente sencilla. Por eso, nos advierte “No te desanimes si se te olvida hacerlo,  pero esfuérzate al máximo por acordarte” (5:2).

“Tu decisión de ver es todo lo que requiere la visión” (3:1). Si de verdad pudiéramos aceptar esta lección, en otras palabras, decirla de corazón, el trabajo estaría hecho. La visión sería nuestra. “Con tu decisión de querer ver, se te da la visión” (3:8). Ésta no es una lección sin importancia, es el núcleo de toda la enseñanza del Curso. Así que, ¡pongamos nuestro corazón en ello hoy! Hagámoslo gozosamente, incluso de una manera sagrada cada media hora. Repitamos la idea “lentamente y de todo corazón” (5:1). “Hagamos un verdadero esfuerzo para recordarlo” (5:2). Apliquémosla a “cualquier situación, persona o acontecimiento que te perturbe” (5:3).

“Puedes verlos de otra manera, y los verás. Lo que desees, lo verás. Ésta es la verdadera  ley de causa y efecto, tal como opera en el mundo”.   (5:4-6)    

No hay comentarios:

Publicar un comentario