martes, 24 de enero de 2017

UCDM Lección 24: No percibo lo que más me conviene


Comentario

En cualquier situación dada, nuestras acciones están determinadas por cómo vemos la situación. Y, tal como hemos visto en las últimas 23 lecciones, nuestras percepciones no son de fiar, (por decirlo de una manera suave). Esta lección lo dice más rotundamente: nuestras percepciones son “erróneas” (1:3). Entonces, no hay manera de que podamos saber lo que más nos conviene en cualquier situación.

Los ejercicios de hoy pretenden llamar nuestra atención sobre cuatro cosas (párrafo 6):
  • Estamos exigiendo de cada situación un gran número de cosas que no tienen nada que ver con ella.
  • Muchas de nuestras metas son contradictorias.
  • No tenemos un resultado unificado, concreto, en la mente.
  • Tenemos que experimentar desilusión con respecto a algunas de nuestras metas, independientemente de cuál sea el resultado.

Todos hemos experimentado lo que este párrafo dice, sobre todo al tomar decisiones importantes. Supongamos que recibo una oferta de un trabajo maravilloso por el que me pagan más dinero del que haya podido imaginar y en el que hago lo que me gusta. Al principio suena bien. Luego me doy cuenta de que tengo que mudarme a otra parte del país que no me gusta, tendré que estar dispuesto a viajar por muchos sitios, y frecuentemente tendré que trabajar muchas horas, incluso los fines de semana. Mi mente se llena de repente con todas las metas conflictivas. Puedo descubrir que espero que el trabajo me haga feliz, de algún modo. Quizá pienso que el trabajo me proporcionará compañeros espirituales. Tendré que dejar atrás a mis amigos. Y así sucesivamente…

Cuanto más trabajo con el Curso, más me doy cuenta de que ésta no es una lección sólo del comienzo, es algo que se aplica a casi todas las situaciones en las que me encuentro. Constantemente me recuerdo a mí mismo que no sé lo que más me conviene en una situación tras otra. Para mí es de lo más importante hacerlo así cuando las cosas parecen estar bastante claras, cuando creo saber lo que quiero y necesito. Si pienso que sé lo que más me conviene, no se me puede enseñar lo que verdaderamente es. El mejor estado mental que entonces puedo mantener es: “No lo sé”.

Puedo reconocer mis preferencias, puedo admitir que creo que me gustaría que sucediesen determinadas cosas, pero necesito aprender a añadir: “No estoy seguro de que esto sea lo mejor”. Si rezo por algo, puedo añadir: “Que suceda… o algo mejor”. Me mantengo con la mente abierta, preparado para aceptar que lo que pienso de la situación puede que no lo abarque todo, y probablemente así es. Ése es el propósito de la lección de hoy: abrir nuestra mente a la posibilidad de que puede que no sepamos, y de que podemos necesitar ayuda. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario