lunes, 9 de enero de 2017

Un Curso de Milagros Lección 9

Comentario

Si sólo veo el pasado, y mi mente está absorbida con pensamientos del pasado, entonces está claro que no veo nada tal como es ahora. Me encanta que la lección añada: “Pero si bien es posible que la puedas aceptar intelectualmente, es muy probable que todavía no signifique nada para ti” (1:2). El Curso reconoce claramente que hay una enorme diferencia entre aceptar una idea a nivel intelectual y entenderla de verdad de manera que sea parte de nosotros. Pienso en las etapas de dolor por las que pasamos cuando muere un ser querido. Inmediatamente después de la muerte, puede que a nivel intelectual aceptemos que nuestro ser querido se ha ido, pero no hemos entendido ni asimilado ese hecho. Lleva tiempo que se introduzca en nuestra mente.

 Del mismo modo, podemos aceptar la idea de que no vemos nada tal como es ahora, pero puede pasar tiempo antes de que empecemos a comprender el significado de ese hecho. Afortunadamente la lección continúa diciendo que nuestra comprensión no es necesaria todavía. De hecho, lo que es necesario es el reconocimiento de que ¡no entendemos! Podrías decir que una de las cosas que tenemos que aprender de esta lección es que ¡no la entendemos! 

Si piensas en ello, tiene sentido.

   Estos ejercicios tienen que ver con la práctica, no con el entendimiento. No necesitas
   practicar lo que ya entiendes.            (1:5-6)

Algunos pueden sentir que no tiene sentido trabajar con una idea que no comprendes del todo o en la que no crees. He oído decir: “¿Cómo puedo trabajar con una lección como “Soy el santo Hijo de Dios Mismo”, si yo no lo creo realmente? Y la respuesta es: si ya lo creyeras, ¡no necesitarías trabajar la lección! La práctica está para ayudarte a entender o a creer.

La actitud de reconocer nuestra ignorancia es esencial para el aprendizaje. Sin ella, nuestra falsa “comprensión” dificulta nuestro aprendizaje. Así que cuando una lección como ésta: “No veo nada tal como es ahora”, te molesta o no sabes de qué trata, simplemente ¡sé honesto y confiesa que así es como te sientes! No cometas el error de fingir que ya entiendes cuando no es cierto. Las lecciones parten de la base de la ignorancia de nuestra mente.

“Es difícil para la mente sin entrenar  creer que lo que aparentemente contempla no está ahí (2:1). ¿Difícil? Más bien parece imposible. La idea es perturbadora, la mayoría de nosotros nos resistiremos a ella de un modo u otro. Es normal.  Eso no te impide aplicar la idea en modo alguno, y eso es todo lo que se nos pide. (¿Recuerdas la Introducción al Libro de Ejercicios y sus dos últimos párrafos? Si no, léelos ahora con relación a esto). Simplemente haz los ejercicios de todos modos, aunque tu mente se resista a la idea en su totalidad, de todos modos tendrá el efecto deseado.

Fíjate en que la lección habla sobre “cada pequeño paso” (2:5), despejando la obscuridad un poco más y la comprensión llegará finalmente.

El tono de las lecciones, y ciertamente de todo el Curso, no nos hace pensar que alcanzaremos la iluminación rápidamente. Se produce en pequeñas dosis, poco a poco. El Curso dice que la iluminación total podría llegar a cualquiera de nosotros en cualquier momento, con sólo abrirnos a ella; está más cerca de nosotros que nuestras propias manos y pies. Pero también dice que llevará más tiempo estar dispuestos a abrirnos que el que es necesario para que ese cambio final de la mente suceda. Dice:

 A la gran mayoría se les proporciona un programa de entrenamiento que evoluciona lentamente, en el que se corrigen el mayor número posible de errores previos. Las relaciones personales, en especial, tienen que percibirse debidamente,
         y se tiene que eliminar la piedra angular de la falta de perdón.  (M.9.1:7-8) 

Date cuenta de que la norma es “un programa de entrenamiento que evoluciona lentamente”. Así que no te agobies ni te sientas como si estuvieras trabajando contra reloj; tómate las cosas al ritmo con el que vienen, y haz los ejercicios que se indican en el Libro de Ejercicios. Estate contento de avanzar lentamente. ¡No te preocupes si la comprensión no aterriza en tu mente mañana!

Los ejercicios de nuevo son engañosamente sencillos, tal como “no veo esta pantalla de ordenador tal como es ahora”.  ¿Cómo puede ayudar a cambiar mi mente el que yo diga esto? No puedo explicártelo. Lo que sí sé es que cuanto más a menudo repito una idea, más razonable empieza a parecerme. Quizá eso sea todo lo que tiene.  Sé que a veces me ha ayudado, en alguna situación que parece atemorizante o fuera de control, recordarme a mí mismo que “no estoy viendo esta situación tal como es ahora en realidad”. Puedo asegurarme a mí mismo que  lo que estoy viendo, que parece estar causando mi miedo, no es la realidad de las cosas. Puedo no tener ni idea de lo que es la realidad, pero ¡ayuda saber que no es lo que estoy viendo!


La idea es menos alentadora  cuando la aplico sobre algo que me gusta: “No veo esta relación romántica tal como es ahora”. Hmmm, no estoy seguro de que me guste. Pero aunque no haga  nada más que empezar a hacer pedazos mi fe en lo que veo, la lección está haciendo su trabajo aunque yo no la entienda por completo, o a pesar de que no me guste.

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