viernes, 27 de enero de 2017

UCDM Lección 27:Por encima de todo quiero ver


Comentario

Esta lección nos recuerda a la Lección 20: “Estoy decidido a ver”, a la que se hace una sutil referencia en la primera línea: “La idea de hoy expresa algo más fuerte que una simple resolución”. Pone el deseo de ver en primer lugar,  “por encima de todo”. Quiero ver más que lo que pueda querer ninguna otra cosa. Si lo decimos de corazón, elegiremos el camino que lleva a la visión todo el tiempo, no importa lo que puedan estar tentándonos otras metas de menor importancia.

La lección reconoce que puede que la idea no sea completamente verdad para nosotros todavía. Puesto que  el deseo determina la visión, si fuera completamente verdad ya verías, y por lo tanto ¡no necesitarías la lección! Así que trabajar con esta lección no es hipócrita, es un ejercicio pensado para quienes todavía no aceptan la idea completamente. Por supuesto, lo importante es lograr que la aceptemos, está pensada para acercarnos al día en que la aceptemos.

La expresión “por encima de todo” puede traernos la idea de sacrificio. “¡La visión a cualquier precio!” Por eso, la lección sugiere que si nos sentimos incómodos acerca de comprometernos completamente con la visión, deberíamos añadir este pensamiento: “La visión no le cuesta nada a nadie” (2:3). Si eso no es suficiente, añade: “Tan sólo puede bendecir” (2:5). Pon las tres líneas de la práctica de hoy juntas: “Por encima de todo quiero ver. La visión no le cuesta nada a nadie. Tan sólo puede bendecir”.

Estas líneas señalan a una idea manifestada claramente en el Curso: este camino no cree en el sacrificio. Dice que únicamente se nos pide que sacrifiquemos las ilusiones, y que en realidad ésta es sólo una ilusión de sacrificio. “Nada real puede ser amenazado” (T.In.2:2).

Con todo, la lección nos lleva hacia esta decisión firme y sin dudas de alcanzar la verdadera visión. Necesitamos estar decididos a poner la visión por encima de cualquier cosa que parezca competir con ella. A veces puede parecer que se nos pide que renunciemos a cosas, y puede que verdaderamente tengamos que renunciar a ellas; pero cuando lo hagamos, nos daremos cuenta de que no hemos renunciado a nada que quisiéramos de verdad. El proceso completo es perfectamente seguro, y no supone ninguna pérdida real de ningún tipo.

En esta lección los requisitos de la práctica son mucho mayores: repite la lección “al menos cada media hora” (3:2). Nos dice al menos cada media hora, “e incluso más si es posible”. Puedes intentarlo cada quince o veinte minutos” (3:2-3). (Las cosas serán más fáciles de nuevo mañana). Se recomienda una estructura muy concreta, con un horario fijado. Todo lo que se nos pide hacer en cada periodo de práctica es repetirnos la frase: “Por encima de todo quiero ver”. No es mucho. No hay ninguna razón para no hacerlo, incluso en mitad de una conversación, si queremos, si estamos decididos.

Lo que realmente importa es: ¿con qué frecuencia te vas a acordar? ¿Hasta qué punto quieres que esa idea sea verdad? Si contestas una de estas preguntas, habrás contestado la otra. (4:1-3).

La frecuencia en recordarlo será la medida de cuánto queremos la visión de verdad. ¡Éste será un día revelador!

Fíjate en cómo se nos indica que tratemos el hecho de que probablemente nos olvidaremos y no nos acercaremos al ideal de cada quince minutos. Dice mucho sobre cómo el Libro de Ejercicios considera este asunto de la “práctica”. Básicamente dice: “No dejes que tu ‘fallo’ te perturbe, pero sí trata de adherirte al horario establecido inmediatamente”. Todo lo que se necesita para ahorrar “muchos años de esfuerzo” (4:6) es, sólo una vez durante el día, repetir la idea con perfecta sinceridad. Para lograrlo una sola vez se precisa un montón de prácticas. Simplemente hazlo lo mejor que puedas, pero que sea lo mejor que puedas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario