martes, 10 de enero de 2017

Un Curso de Milagros Lección 10

Comentario

La Lección 4 decía “Estos pensamientos no significan nada”, y prometía que el ejercicio se “repetiría de vez en cuando de forma ligeramente distinta”. La lección de hoy (10) es la primera de tales repeticiones. Explica que la razón por la que la idea es verdadera es que:

   Todos los pensamientos de los que eres consciente… no son tus pensamientos reales (1:1-2).  

Eso es muy difícil de aceptar al principio. ¿Cómo pueden mis pensamientos no ser mis pensamientos reales? La lección explica que todavía no tenemos una base de comparación, pero que cuando la tengamos, “no te cabrá la menor duda de que lo que una vez creíste eran tus pensamientos en realidad no significaban nada” (1:5). Así que una vez más el Libro de Ejercicios nos pide, hasta cierto punto, que por el momento aceptemos esta idea con fe.

Una base de comparación supone que sin tardar mucho experimentaremos nuestros pensamientos reales, y cuando lo hagamos, sabremos que lo que creíamos que eran nuestros pensamientos no eran nuestros pensamientos reales. Es como si durante toda nuestra vida hubiéramos estado comiendo algarrobas creyendo que eran chocolate.  Una vez que saboreas el auténtico chocolate, sabes que las algarrobas no eran chocolate; pero hasta que tengamos una base de comparación, sólo podemos aceptar la palabra de nuestro maestro al respecto.

La diferencia entre la Lección 10 y la Lección 4 está en la primera palabra: “Mis pensamientos” en lugar de “Estos pensamientos”. Además, la lección de hoy no compara nuestros pensamientos con objetos de la habitación como hacía la Lección 4: “Son como las cosas que veo en esta habitación”. Así que en esta lección la importancia se le da a los pensamientos mismos: “Lo que enfatizamos ahora es la falta de realidad de lo que piensas que piensas” (2:4).

El tercer párrafo señala los diferentes aspectos de nuestros pensamientos que se han explicado hasta ahora:
  • No significan nada,
  • Están fuera en lugar de dentro de nosotros,
  • Se refieren al pasado en lugar de al presente.

“En lo que ahora estamos haciendo hincapié es en el hecho de que la presencia de esos ‘pensamientos’ significa que no estás pensando en absoluto” (3:2). Esto expresa de otra manera la idea anterior de que nuestra mente está simplemente en blanco (L.8.2:4). Antes de que podamos alcanzar la visión, tenemos que aprender a reconocer la nada cuando pensamos que la vemos.

Los ejercicios que se dan, aclaran que de lo que el Curso está hablando se parece en gran medida a las enseñanzas de muchas meditaciones orientales. Lo que se está trabajando es una especie de “desapego de nuestros pensamientos”, convertirnos en “el testigo” o tomar la posición de un observador de nuestros pensamientos. Observamos nuestros pensamientos como si estuviéramos “viendo pasar una procesión compuesta de un extraño repertorio de pensamientos que tienen muy poco o ningún significado para ti (4:6).

Un libro que leí sobre la meditación (Despertar Gradual, de Steven Levine, un libro maravilloso) usaba la semejanza de “observar un tren que pasa, cada vagón conteniendo  un pensamiento o grupo de pensamientos. ¡Oh, ahí va un pensamiento de odio! ¡Ahí van unas preocupaciones! ¡Ahí va todo un cargamento de tristeza!”. También usaba la imagen de “observar las nubes flotando en el cielo, representando toda la extensión del cielo a la mente. Levine da mucha importancia a que no nos quedemos pegados a ningún pensamiento y a que no les permitamos que nos arrastren con ellos, pero del mismo modo tampoco los empujamos ni nos resistimos a ellos. Si no significan nada, como dice la lección, no necesitamos responder a ellos en absoluto.

Al hacer este tipo de ejercicio mental, te vuelves consciente de tu mente como algo  independiente de los pensamientos que parecen atravesar por ella. Rompes tu identificación con los pensamientos. Los pensamientos pierden la carga emocional que tienen para ti. Te desapegas de ellos, te des-identificas de ellos. Los pensamientos cada vez van perdiendo importancia, ya no son “gran cosa” para ti. Empiezas a darte cuenta de la enorme extensión de mente en la que estos pensamientos vienen y se van, y te das cuenta de que no tienen ningún efecto sobre ese “cielo de la mente” en el que flotan.

Date cuenta en las instrucciones para la práctica de que el ritmo está aumentando un poco. Se recomiendan cinco sesiones de práctica” (5:2) además de usar la idea durante el día como respuesta a “cualquier pensamiento que te perturbe en cualquier momento” (5:1).

El pensamiento final que se añade  puede ser útil para reforzar nuestra creencia de que lo que estamos haciendo merece la pena. Necesitamos ese refuerzo, ya que la práctica del ejercicio puede producir incomodidad algunas veces. No resulta cómodo decirse a sí mismo repetidas veces: “Mis pensamientos no significan nada”. Puede parecer humillante. Por eso, recordarnos a nosotros mismos que “Esta idea me ayudará a liberarme de todo lo que ahora creo” (4:3 y 5:5) puede ser un paso necesario para reforzar nuestra motivación y deseo de hacer los ejercicios. El Libro de Ejercicios sabe lo atrincherado que está el ego en nuestra mente, y trabaja con nosotros muy suave y tiernamente en su intento de sacarnos de su posición fija.  

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